El ESRF es un “súpermicroscopio” que permite desentrañar los detalles más íntimos de la materia para abordar investigaciones científicas y técnicas en diversos campos: biología, química, medicina, geología, física, patrimonio cultural, ciencia de los materiales o medioambiente.
El ESRF está constituido en forma de sociedad civil francesa cuyos socios son los países firmantes de su convenio de creación, formalizado en 1988. España es socio fundador de esta instalación europea, con una participación del 4 % en el capital de la sociedad. Gracias a ello, los científicos españoles tienen derecho al tiempo de experimentación disponible en sus 52 líneas de haz.
La línea BM25, totalmente española, fue construida en las instalaciones del ESRF para aumentar el tiempo de experimentación a disposición de toda la comunidad científica. Para ello se escogió la fórmula denominada Collaborating Research Group. Esta línea está dedicada a experimentos en materia condensada dura.